Seis jornadas ha aguantado en pie sobre la arena del desierto elbuggy de Carlos Sainz. Quizá mucho más de lo que muchos aventuraban antes de la salida del Dakar, en la que el madrileño se plantó, por exigencias del guión, sin haber podido probar apenas el curioso aparato con el que ha decidido regresar al Cono Sur dos años después de su última participación con Volkswagen.
En el kilómetro 181 de la sexta etapa (Arica-Calama), cuando figuraba segundo en la tabla de tiempos parciales a espaldas de su compañero Al-Attiyah -al que tuvo que ceder una rueda esta mañana para que reparase el pinchazo que había sufrido durante el enlace inicial-, el motor de su coche ha dicho basta poco antes de culminar la primera sección del día, poniendo así el punto y final definitivo a la andadura de Sainz en el Dakar 2013.

Una edición que, tal como se esperaba considerando la juventud del proyecto, no ha sido precisamente un camino de rosas para el español. Tanto por la mecánica (averías eléctricas, rotura de un tubo de la gasolina...) como a causa del litigio que mantuvo con la organización entre el tercer y el cuarto día de competición, cuando le volvieron a sumar los 21' que habían decidido restarle la tarde anterior por el fallo en el GPS que sufrió el domingo.
Sainz ha puesto fin a su primer Dakar con un vehículo de dos ruedas motrices más pronto de lo que le hubiese gustado; pero se lleva consigo una nueva victoria de etapa, la sensación de haber sido capaz de pelear en cabeza pese a lo poco que había testado su nuevo coche, y, sobre todo, una minuciosa lista mental con todo lo que requiere el buggy californiano del equipo Qatar Red Bull para hacer de él una máquina fiable y ganadora. En 2014, como Coma, Carlos volverá a Sudamérica con más hambre que nunca. A por su segunda corona. Hasta el año que viene, Matador. FUENTE:http://www.revistascratch.com
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